Control en el Museo

Para garantizar las condiciones de temperatura y humedad de las obras, se utilizaron unos beacons en cada una de las salas, cuyos datos iban a parar a un sistema centralizado con alarmas automáticas para los responsables del museo.

En la monitorización del recorrido de los visitantes, se utilizaron pulseras beacon que cada visitante se ponía en la muñeca en el momento de entrar en el museo y que devolvía a su salida.

Después de analizar durante un periodo de tres meses el flujo de los visitantes, se determinó que salas iban a destinarse a descanso y consumo y se instaló en cada una de ellas, un sistema de control de calidad del aire, con detección de los niveles de temperatura, humedad, PM 2,5 y CO2.

Se desarrollo dos tipos de paneles. En el primero, se integraron todos los datos para facilitar la lectura en una única pantalla y se activaron alarmas inmediatas y alarmas sostenidas, se incluyó una auditoria de eventos para tener constancia de todos ellos y se crearon informes periódicos.

El segundo tipo de panel, se desarrolló para informar a los visitantes del nivel de la calidad del aire en las salas de descanso y consumo y para evitar las aglomeraciones de visitantes en las mismas.

Gracias a todo el sistema, el museo mejoró tanto el nivel de control sobre el estado de las obras como sobre las condiciones de seguridad ambientales para los visitantes.